El caso de Rapidshare es llamativo por dos razones. Por un lado, la compañía suiza lleva años actuando muy duro, borrando enlaces a material no autorizado apenas tiene constancia de su existencia. Esto le hizo perder popularidad y dejar el puesto número uno de los cyberlockers en favor de Megaupload. Un lugar que ni siquiera ahora, con su rival cerrado, ha conseguido recuperar. Sin embargo, su política proactiva no ha bastado a la industria cultural que la viene acosando con demandas y juicios.

Por otro lado, este caso se produce en suelo y legislaciones europeas, más defensoras de la presunción de la inocencia que la estadounidense y más reacia a anteponer el derecho a la propiedad intelectual sobre otros como el de la privacidad de los usuarios.

Sin embargo, ahora un alto tribunal de la ciudad alemana de Hamburgo ha confirmado tres sentencias de juzgados inferiores que obligan a los dueños de Rapidshare a filtrar de forma previa todo lo que suben sus usuarios. Medidas similares han obligado a cerrar ya otras páginas en el pasado.

Las demandas habían sido presentadas por GEMA, la SGAE germana y las editoriales De Gruyter y Campus, que habían conseguido que, en los tres casos, Rapidshare fuera condenada a pesa Para los jueces, Rapidshare no ha hecho lo suficiente y deberá instalar un sistema de filtrado que asegure que el material de los demandantes no aparece en sus servidores, lo que implica un sistema de filtrado previo. Hay que recordar que recientemente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en el caso de Sabam (la entidad de gestión de derechos de autor belga) contra la operadora Scarlet, el máximo órgano judicial europeo rechazo la implantación de un sistema de filtrado a priori por parte de la operadora por que iría contra el derecho a la privacidad de los usuarios y la libertad de información.

Aunque aún no han tomado una decisión, los responsables de Rapidshare podrían recurrir la decisión judicial alemana basándose en la sentencia europea.

 

Fuente: adslzone